miércoles, 12 de noviembre de 2008

VOLVER EN SI

Mi segundo seguidor en menos de una semana...(jeje !qué éxito!.. como esto siga así me veo ya acosada como la Gran Lola Flores en la puerta de su casa el día de la boda de su hija Lolita y exclamando a la multitud de fotógrafos: "si me queréis: IRSE, IRSE...") Pero bueno, en fin...volvamos a la Tierra un rato, que hoy aún no he colgado ningún cuento todavía, así que allá va!...



Cuando el abuelo de Cristina entró en coma los médicos advirtieron a la familia que la situación podría prolongarse durante años. Todos afrontaron el hecho con serenidad (al fin y al cabo el abuelo era un hombre muy mayor y ellos ya tenían la vida lo suficientemente complicada) de manera que entre todos se pusieron de acuerdo sobre el horario de visitas que seguirían para evitar que el tiempo y la desidia les hiciera abandonar a su suerte a ese hombre tan querido que a lo largo de su vida había sido, básica y constantemente un hombre bueno. El tío Enrique iría los miércoles con su mujer, Lola y los niños los sábados, y los domingos Ricardo prometió llevar a la abuela, que sin duda era quien más afectada estaba por lo sucedido... En aquella época Cristina estaba en Londrés, donde vivía como Dios gracias a un silachón que falsificaba cuadros y del que estaba muy enamorada. Para ella la noticia fue un jarro de agua fría. Adoraba a su abuelo desde que tenía uso de razón y a penas se había parado a pensar en la posibilidad de que un día lo perdería. De repente el amor, la libertad, la independencia y todo cuanto tenía le pareció prescindible y decidió que había llegado el momento de regresar a Madrid.
Briam trató de disuadirla de ello y cuando se dio por vencido le regaló un lienzo de la Mona Lisa cuya originalidad habría hecho dudar al mismísimo Da Vinci y que Cris agradeció con una sonrisa.